ATRIBUTOS Y SIGNOS DEL LLAMADO DUELO MIGRATORIO

POR EL LIC. LEANDRO A. ALFANO*
¿Qué distingue al llamado duelo migratorio? Lo que diferencia el duelo migratorio de otros duelos, como lo son el fallecimiento de un ser querido o haber roto con la pareja, es que se trata de un duelo múltiple, parcial y recurrente.
Múltiple porque son muchas las cosas que lo motivan y se dejan atrás. El migrante se tiene que despedir de su familia, amigos, costumbres, idioma, paisajes… Y como son muchas las cosas que se dejan atrás es muy fácil que en cualquier momento que se recuerde alguna de ellas la persona sienta el duelo migratorio muy intensamente.
Parcial significa que siempre existe la posibilidad de volver a su lugar de origen. Por ejemplo, cuando muere un ser querido no hay forma humana de reencontrarse con él, puesto que la pérdida es absoluta y no se le puede resucitar. En cambio, en el caso de la migración siempre existe la posibilidad de volver, porque lo que se pierde, esto es la tierra natal, la cultura, la familia; simplemente no desaparece, sigue ahí, pero está muy lejos.
Por otro lado, es un duelo recurrente, porque se activa cada vez que se vuelve a la tierra de origen. Suena paradójico, pero lo cierto es que muchas personas al visitar su país de origen para ver familiares o irse de vacaciones cuando vuelven sienten como si estuvieran abandonándolo de nuevo, como si empezaran otra vez. Esto puede pasar incluso aunque hayan construido toda una nueva vida en su nuevo país y les vaya bien. Pero no solo son las visitas las que reactivan el duelo, a veces una simple conversación por videollamada ó ver fotos de la familia, ó del lugar de origen, lo reactivan. En ese sentido hay algo del orden de la retraumatización, que es un concepto del paradigma del Psicotrauma. Esto es, en palabras sencillas, retroceder a instancias de dolor psíquico, basado en lo traumatizante que puede ser la experiencia de migrar.
SIGNOS DEL DUELO MIGRATORIO
Es importante destacar que el llamado DUELO MIGRATORIO no es ni un trastorno ni una enfermedad. Sí bien es cierto que es un factor de riesgo para desarrollar psicopatología, en sí mismo no es un trastorno mental, sino un fenómeno psicológico muy complejo. Por este motivo, en vez de hablar de síntomas hablamos de signos, entre los cuales podemos destacar algunos más frecuentes:
ANSIEDAD: el más común de los signos. Y está muy vinculada a la caracterización de fenómeno múltiple. La ansiedad es la expresión de la incertidumbre sobre la decisión misma de migrar. ¿Cómo no sentir ansiedad ante tamaña decisión de vida? ¿Cómo no “ponerse nervioso” ante el proceso de desmontar la vida propia, y llevarla a otro destino, que se supone, será más beneficioso para nosotros? Si no hubiera ansiedad, sería preocupante!
BAJONES ANÍMICOS: es importante distinguir la noción de “bajón anímico” de la llamada Depresión. La segunda es una enfermedad, que incluye un conjunto de síntomas, y que no tiene una resolución sencilla. Es muy diferente a los bajones de ánimo episódicos, y que tienen más vinculación a la propia ansiedad que genera tamaño desafío. Los procesos migratorios están plagados de escollos, que permanentemente provocarán fluctuaciones anímicas. Los espacios psicoterapéuticos deben ayudar a los migrantes a lidiar con estos y entender a qué refieren.
SOMATIZACIONES: el migrante puede sentir molestias físicas, como un nudo en la garganta, dolores de estómago, espalda y de cabeza. Fatiga mental ó física. Palpitaciones, opresión en el pecho, todos correlatos de un proceso ansiógeno por definición.
PROBLEMAS DE AUTOESTIMA E IDENTIDAD: es frecuente que cuando el migrante llega al nuevo país no preste gran atención a los sentimientos de tristeza por la pérdida a vivir fuera de su país natal, o incluso las llegue a negar. Es posible que idealice la cultura de acogida, en desmedro de aquella que dejó atrás en su tierra natal.
El motivo de este pensamiento es fácil de entender puesto que es más fácil adaptarse a un nuevo lugar si pensamos que es el mejor del mundo y nos convencemos de que lo que se deja atrás no vale la pena e incluso nos avergonzamos de venir ahí. Pero pasa que no se deja de ser de ahí, algo que se empieza a ver como muy malo y afecta a nuestra identidad y autoestima. Finalmente, se acabará teniendo un sentimiento de no ser ni de aquí ni de allá. Sólo el paso de las décadas podrán terminar de constituir un arraigo definitivo en el lugar de llegada. Y aún así, quedará establecido un lazo nostálgico con la tierra de origen de ese migrante.
CULPA: si bien este no es un sentimiento que afecte a todos aquellos que migran (hay que recordar que ¡los psicópatas también migran!), suelen los migrantes sentirse culpables por haber dejado a personas significativas atrás, en el país de origen. Se siente como que podrían haber hecho más esfuerzos y habérselas traído consigo o que podría haber intentado otras opciones estando en su tierra natal, aunque eso supusiera tener un nivel de vida muy malo.
FLUCTUACIÓN DEL PROYECTO DE VIDA Y DIFICULTAD PARA LA TOMA DE DECISIONES: el mismo proceso de adaptación migratoria, en los primeros meses o años, suele producir una gran indecisión sobre si quedarse adónde llegamos, ó regresar al lugar de origen. Esto ha que muchas personas demoren en tomar decisiones personales. Por ejemplo, comprometerse con una pareja, tener hijos, prosperar en la profesión, iniciar proyectos a mediano y largo plazo. Estas fluctuaciones se cristalizarán una vez que el migrante haya logrado vigorizar la decisión y las dudes se disipen completamente.
*FUNDADOR DE LA PLATAFORMA www.psicoterapeutasvirtuales.com