EL SÍNDROME DE ÚLISES

EL SÍNDROME DE ÚLISES

Por Leandro A. Alfano*

    La pandemia mundial que atravesó la humanidad entre 2020 y 2022, ha generado una ola de migrantes, a nivel global, a partir de la apertura a un mundo modificado a perpetuidad.

     Los profesionales de múltiples áreas asumieron que su lugar de residencia podría ser el que elijan; a la vez que, personas de menores recursos, optaron por emigrar de sus ciudades de origen, por la crisis económica que generó, también, la pandemia por Coronavirus.

     Emigrar supone hoy para millones de personas el padecimiento de unos niveles de estrés de tal intensidad que llegan a superar las capacidades humanas de adaptación: soledad por separaciones forzadas de los seres queridos, fracaso del proyecto migratorio, lucha por la supervivencia, vivencias permanentes de miedo.

      Todo este conjunto de estresores límite da lugar al Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple (Síndrome de Ulises, que hace referencia al héroe griego que padeció innumerables adversidades y peligros, lejos de sus seres queridos). Consideramos que existe una relación directa e inequívoca entre el estrés límite que viven estos inmigrantes y la sintomatología del Síndrome de Ulises así como que este síndrome se ubica en el límite entre el área de la salud mental y el área de la psicopatología.

     “Ulises pasábase los días sentado en las rocas, a la orilla del mar, consumiéndose a fuerza de llanto, suspiros y penas, fijando sus ojos en el mar estéril, llorando incansablemente…” (Odisea, canto V, 150).

      El Síndrome de Ulises toma su nombre del héroe de la mitología griega que Homero recrea en la Odisea. Un semidiós que debe afrontar múltiples peligros lejos de los suyos, y que, pese a su condición, padece enormemente. Hoy, el Síndrome de Ulises es conocido también como el Síndrome de estrés crónico y múltiple, un fuerte malestar emocional que viven las personas que han tenido que dejar atrás el mundo que conocían en situaciones extremas, un cuadro psicológico que sufren millones de personas en el mundo.

     Aunque en muchos casos la migración puede suponer más una solución que un problema, nunca es un proceso fácil. En la vida de quien emigra todo cambia de golpe, y el cambio es mayor cuanto más lejos vaya. No solo deja atrás a los amigos o a la familia, también el paisaje, los olores, la lengua, las costumbres… Y, como consecuencia de ello, la migración transforma la propia identidad.

      El Síndrome de Ulises, además, va más allá del duelo migratorio clásico. Tiene poco que ver con la estampa prototípica de la emigración de nuestros antepasados, con hombres y mujeres diciendo adiós con la mano desde la borda de grandes transatlánticos. Y está estrechamente relacionado con las condiciones extremas en las que viajan y viven muchos migrantes del siglo XXI, y su soledad.

*MD en Psicología

Psicoterapeuta Estratégico

Consultor Clínico

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