COVID 19: afecciones psicológicas a mediano plazo
POR ANTONIO LÓPEZ*
Han pasado ya casi dos años, desde aquel fatídico marzo de 2020, en el que el mundo se modificó drásticamente. Cambiaron las reglas, las formas de convivencia, se frustró la libertad de andar por las calles del mundo y las acciones del MIEDO subieron de manera exponencial, antes este muy contagioso virus respiratorio. Es cuestión de meses, hizo estragos en todas las latitudes. Hasta que el ser humano, estuvo listo para combatirlo, vacunas mediantes.
Más adelante, y a partir de la campaña mundial de vacunación, que tanta controversia generó, el ser humano ascendió a una “Nueva Normalidad”. Sin embargo, en esta nueva coyuntura continúan aflorando en muchas personas algunos efectos psicológicos derivados del confinamiento vivido a causa de la pandemia por Covid-19. En términos psicológicos se habla de miedo al contagio aunque, en muchas ocasiones, lo que se tiene es miedo a un nuevo confinamiento y sus posibles consecuencias en el plano económico, social y emocional.
En una situación como la que estamos viviendo nos ha llevado a romper nuestras rutinas de forma abrupta y esto puede generar un sinfín de emociones negativas como ansiedad, frustración, problemas para socializar, etc. Para afrontarlo, debemos tratar de convertir nuestros temores en un miedo productivo que nos ayude a normalizar la situación con prudencia y respeto hacia los que la afrontan de forma diferente. Se volvió imperioso buscar la forma de recuperar rutinas y aprender a vivir con el Covid-19.
Pero cuáles son los problemas psicológicos que aún hoy padecen las personas, en todo el mundo, ante la irrupción del COVID 19:
- Problemas de sueño. A falta de rutinas y ejercicio, y con nuevas preocupaciones e incertidumbres, nos cuesta más dormir.
- Aumento de adiccionesy hábitos tóxicos. La falta de rutinas también ha afectado al ámbito de los buenos hábitos y aún más ha contribuido la necesidad de “disociarse” o evadirse de todo lo vivido.
- Problemas para socializaren la “nueva normalidad” por las normas vigentes y, en algunos casos, por miedo a relacionarse con determinados colectivos, tanto por su profesión como por su nivel de riesgo.
- Problemas de duelo. Más de uno ha perdido a un ser querido durante esta etapa y la imposibilidad de despedirse y hacer los rituales funerarios como de costumbre ha dificultado procesar esta pérdida.
- Problemas de ansiedad, preocupación recurrente por el futuro, miedo a los rebrotes que se ven en las noticias y miedo a retroceder de fase y perder las libertades que hemos recuperado.
Todas esas emociones se dan en forma de “rumiaciones” en nuestra mente que, una vez y otra, se acumulan y pueden desembocar en ansiedad y estrés.
Todos estos efectos pueden darse en mayor o menor escala, pero en cualquier caso la solución pasa por tratar de normalizar la situación para volver a las rutinas y hábitos que nos funcionaban antes del Covid-19.
Para ello, será necesario aprender a convivir con el virus y gestionar los miedos para alcanzar el “miedo productivo”, que no es más que el temor utilizado de una manera adaptativa que nos ayude a ser prudentes y adaptarnos a esta “nueva normalidad”.
Una de las claves para ayudarnos a sobrellevar la incertidumbre provocada por tantos cambios abruptos, y por la situación en general, es enfocarse en que esta situación también pasará; es algo transitorio, un ciclo más.
Además, esta situación debe ayudarnos a ser más tolerantes y respetar todas las posturas que veremos en la sociedad: desde las posturas más temerarias y de personas que no llevan bien las restricciones de libertad, hasta las personas híper prudentes.
Cada persona gestiona de forma diferente sus sentimientos, y esta crisis en concreto, así que si el nivel de las emociones negativas y sensaciones desagradables ocasionadas por el miedo al contagio o por el miedo a volver a estar confinados es muy alto, es preferible buscar ayuda profesional.
*Psicólogo Sistémico, psicoterapeuta familiar, escritor