Salud mental y COVID-19
Por Lic. Leandro A. Alfano*
La pandemia de COVID-19 ha afectado a la salud de las personas, pero también a sus objetivos, su dinámica familiar, su rol laboral y su estabilidad económica. En este sentido, constituye una crisis global sin precedentes que ha ejercido un impacto sobre la salud mental a través de múltiples mecanismos de forma simultánea, y que requiere una actuación urgente.
Es un desafío de los profesionales de la Salud Mental, analizar los distintos mecanismos a través de los cuales la pandemia está repercutiendo en el “ánimo mundial”, teniendo en cuenta los determinantes individuales, sociales, familiares, culturales, teológicos, y por supuesto, el contexto económico.
Los cambios abruptos en los hábitos diarios, el miedo al contagio, la posible desconexión de la naturaleza y las modificaciones de los roles familiares (por el teletrabajo, la escolarización en casa o incluso el desempleo) se han traducido a veces en niveles altos de estrés a lo largo de semanas o incluso meses, y han podido provocar ansiedad, depresión y otros trastornos de salud mental. Cabe destacar, además, que durante el confinamiento domiciliario la violencia en el hogar aumentó significativamente, en diversas partes del mundo.
Es preciso considerar los aspectos neurobiológicos del estrecho vínculo entre la enfermedad de la COVID-19 y los trastornos de salud mental. Alrededor del 30-60 % de los pacientes con COVID-19 sufren manifestaciones del sistema nervioso central y periférico.
Estos problemas de salud mental relacionados directamente con la pandemia irán disminuyendo a medida que se vaya controlando la propagación del virus, pero los asociados al trauma y al impacto socioeconómico de la pandemia aumentarán incluso después de que se haya conseguido la inmunidad poblacional. Las secuelas psíquicas se expanden en el tiempo.
Algunas medidas pueden ser tomadas y promovidas de manera inmediata, y ponen especial atención en los colectivos que presentan un mayor riesgo de sufrir trastornos de salud mental: niños y niñas, adolescentes y personas jóvenes, mujeres, personas mayores, personas con problemas de salud preexistentes, personas migrantes y refugiadas, y personas que trabajan en primera línea sanitaria y en trabajos esenciales.
En este escenario, son miles las personas de todo el mundo, que se han volcado a la consulta psicológica, sirviéndose de los diversos soportes virtuales, con el fin de mitigar y atenuar los marcados conflictos psicoemocionales, derivados del SARS –COV 2.
*Fundador de la plataforma www.psicoterapeutasvirtuales.com